Nuestros bisabuelos y la confederación

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Viejo afiche republicano

viernes, 15 de junio de 2007

LA KARPA DENUNCIA: LA DICTADURA DE LA VELOCIDAD

En el mundo actual todo es urgente. Todo tiene que ser ya. Ahora mismo y sin retrasos. A eso se le llama posmodernidad. Bien, entiendo. Mas hay algo que no alcanzo a comprender con una exactitud suficiente que me permita vivir en paz. ¿Por qué en casi todos los ámbitos de la vida que se rigen con criterios de competencia, gana el más rápido? ¿Cuál es el origen de semejante idea? ¿Cuándo surgió esa idea que hace girar al mundo y que podría resumirse en la ecuación rápido = mejor?
Por la relación íntima con las competencias deportivas, estoy tentado a decir que surgió en Grecia, pero no tengo ni el menor sustento histórico para hacerlo. Es por esa razón que prefiero preguntar, en lugar de responder.
Si acordamos (cosa que asumo será así) en que la ecuación rápido = mejor se ha trasladado del deporte a la vida cotidiana, al menos en el correr de los últimos dos siglos, se hace imprescindible pensar un poquito en las razones que nos motivan a ser más rápidos, es decir, mejores, en casi todo lo que hacemos a diario.
Si Freud tenía razón en sus dos postulados principales (en el de tomar merca seguro que tenía razón), y la vida sexual rige nuestras conductas, hay algo que no entiendo. En el aspecto sexual, en el acto sexual propiamente dicho, la rapidez no es el atributo más deseado. Diría que todo lo contrario; o quizá debiera decir que no es la rapidez el atributo más deseado sino más bien la resistencia. En fin, si nuestra sexualidad y el uso que hacemos de ella afecta tanto nuestras vidas cotidianas y nuestra psique, deberíamos darle una segunda oportunidad a otros valores, como la lentitud, la resistencia y la perseverancia.
Pero podemos volver al deporte también. ¿Por qué no una carrera de 100 metros llanos donde gane el que llega último? En la última mitad del siglo 20 el record mundial de 100 metros llanos ha bajado tanto, que las carreras no duran más de 9 segundos. 9 segundos. ¿Y a qué se debe? A que ganan los más rápidos. Si la carrera tuviese como triunfador a aquel que llega en última instancia, le agregaríamos un juego psicológico a la carrera que en el modo de disputa actual no se consigue; ese juego psicológico consistiría en hacerle creer al otro competidor que uno va a avanzar para que también avance y nos rebase.
Claro está que ya alguno, rápidamente (como todas las cosas estúpidas que hacemos), va a objetar que la carrera no tendría final, pues es altamente probable que con el propósito de que ninguno de los competidores pierda, todos permanezcan parados e inmóviles en la línea de partida. Para eso están las reglas, mi viejo. ¿O acaso en las carreras donde ganan los más rápidos no hay reglas que prohiben por ejemplo salir antes de tiempo para llegar antes a la meta? Bueno, es solo cuestión de impedir reglamentariamente que los competidores se queden inmóviles por más de un segundo y listo.
¿Quién decidió que el que resuelve primero un "pienso" en la escuela se merece un sote, y aquellos que lo resolvieron después, no? ¿No cabe la posibilidad de que en algunos casos la rapidez no indique necesariamente un mérito envidiable? ¿Será acaso la velocidad un sustituto para dios y el decrépito fanatismo religioso que lo acompaña?
Es por eso que no me molesta ser lento. Es por eso que cuando me enfrento a una situación de competencia intento no llegar primero. Es por eso que camino despacio. Es por eso que demoro en terminar los parciales, exámenes o demás instancias de control mental fascistoide. Soy lento. Y somos muchos más de los que se cree.
¡LENTOS DEL MUNDO, UNÍOS!

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