Nuestros bisabuelos y la confederación

Nuestros bisabuelos y la confederación
Viejo afiche republicano

sábado, 23 de diciembre de 2006

Columna de Lacayo Pou

La falta de seguridad se está haciendo insoportable. Esto ya no da para más, hay que hacer algo y ya. No podemos permitirnos como sociedad que se nos quite el derecho a vivir tranquilamente de este modo.
No puede ser que las personas bien, que las personas trabajadoras, que las personas herederas de fortunas honrosamente heredadas por nuestros padres (que heredaron de nuestros abuelos, los cuales también heredaron) no podamos salir a la calle sin tener presente el inminente riesgo de que nos roben la camioneta en Pocitos o en Carrasco. Ni hablar de cruzar Av. Italia para allá, internándose en la más absoluta barbarie.
Es imprescindible que se haga algo de modo urgente, pero el gobierno bolche parece estar del lado de los delincuentes drogadictos, homosexuales, o peor aún, negros, que nos asaltan a diario amenazando la convivencia pacífica que históricamente ha tenido nuestra patria. ¿Y qué nos dice el gobierno? Que no puede hacer nada porque son menores. ¡Entonces bajemos la edad de imputabilidad!
¿Me van a venir a decir que son menores? Tan menores se ve que no son, si andan con un arma por la vida. A mi no me vengan con que son niños; ya son hombres que saben lo que hacen. ¿Por qué en vez de andar robando mejor no se bañan y se compran ropa limpia para por lo menos parecer personas?
Estoy seguro que me van a decir que soy facho; ah, seguro, por clamar que se detenga el atropello del que somos víctimas las personas de bien resulta que soy facho. No soy fascista por exigir prisión para los negritos villeros muertos de hambre que nos roban.
Y nada de que son ingenuos. La edad de imputabilidad debe ser reducida a los dos meses de edad, momento en que el bebé agrede a su madre (con total conciencia de lo que hace) mordisqueando el seno materno en lugar de succionarlo. El bebé de dos meses que agrede a su madre ya es un adulto que sabe lo que hace y como tal debe ser juzgado.
No hay otra salida para este problema que la rehabilitación (de por vida) en un centro carcelario. Bueno, tal vez la otra salida sea la pena de muerte; es una idea muy linda que anda de boca en boca que habrá que estudiar con más detenimiento.

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