Nuestros bisabuelos y la confederación

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Viejo afiche republicano

sábado, 23 de diciembre de 2006

Inmoralidad

No tengo problemas en aceptar la diversidad, al, o a la, diferente. Me parece perfecto que cada uno haga lo que quiera. Si sos nene y te gustan los nenes, bien por vos. Si sos nena y te gustan las nenas, bien por vos. Si sos varón y te transformaste en nena o viceversa, todo bien, no hay drama. Pero hay temas en los que no cabe otra cosa que el calificativo de inmoral.
Este asunto al que me refiero suele en verano (que es el momento donde la maldad y la inmoralidad fluyen) cuando algunos depravados/ salen a la calle exhibiendo una de las partes más asquerosas del cuerpo humano: los pies. Y lo hacen con una naturalidad aun más repugnante. Pero no es el solo hecho de mostrar esas partes olorosas y sudadas, además algunos usan chancletas, ¡a veces blancas! (que terminan siendo grises) llegando casi al límite inferior de la dignidad humana. Digo “casi” al límite más bajo de la dignidad humana porque no son éstos los que caen al abismo de lo indigno sino que son los otros los que caen, los inmorales que usan championes sin medias.
Todo ese caldo de cultivo compuesto por hedores repugnantes, transpiración como alguien en su sano juicio puede permitir tal bajeza, ¿cómo es posible que alguien pierda de tal modo su dignidad? ¿Cómo es posible que otros usen camisa sin nada abajo? ¿Cómo se les ocurre andar sin remera, y en público? ¿Dónde quedó la vergüenza? ¿Cómo pueden remangarse los pantalones de ese modo y seguir en libertad impunemente? ¿Dónde están las madres de la plaza que luchan contra el doblaje de pantalones de Jean que está sufriendo nuestra juventud? ¿Acaso nadie ve lo que yo veo? ¿Acaso a nadie le importa que nuestra sociedad se vaya despedazando y vaya perdiendo los pilares morales básicos que la componen? Esto no puede ser, algo hay que hacer. Como dijo Darwin Desbocati: “esto ya no es diversidad, esto es diversinaje”.

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